lunes, septiembre 04, 2006

El destino difuso

Nací hace poco, bautizado por Hilda en un blog maravilloso de aquí cerca. Colgaba mis comentarios, casi todos soñados, para ella. Y en una de esas ocasiones, el sistema me obligó a registrarme para hacerlo.
Y aquí estoy, inaugurando esta crónica de forma improvisada y precavida. No se donde llegará. Es un hijo sorpresa de una mañana de lunes de septiembre. Seguramente será víctima de mi inconstancia y dejadez. Quien sabe.
Como en siglos pasados, en los que se dedicaba a un mecenas una obra poética en busca de su protección y amparo, yo imploro todo ello a la señora Hilda de Tantamount, a la que espero no importunar en demasía, prometiendo a partir de ahora la mayor de las discreciones. Vale.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Suerte, Rodrigo...
La mia, es que no existan todavia los blogs-video...

No he logrado dormir todavia, y estaba repasando tus post...

Y acabé en tu casa. Me alegra haber llegado a la inauguración.

No hay ciber potos para decorar salones, tendras que conformarte con buenos augurios por escrito.

Un beso,
Hilda, V de T

GLAUKA dijo...

Buenooooo, esta Hilda nuestra estar estará VIuda, pero anda que está de un fecundooooo, tanto hijo por ahííííííí, anda que ya tiene la parejita internáutica!

(gracias por identificarte, y besossss pa usté)

Rodrigo Rincón dijo...

Mmmmmmm, un blog video para espiarte... siempre me ha parecido misterioso ver a una mujer en su vida cotidiana, como se mueve, las cosas que hace. ¡No soy un vouyer! Pero hay mucha belleza en ver a la amada peinarse ante el espejo, por ejemplo.
Gracias y bienvenida. Eres de costumbres nocturnas. Yo también. Pero hay que madrugar...
Oye, me ha costado coger lo del ciber-poto y me ha hecho mucha gracia. Puedes patentar la ciber-floristería. Una ciber-rosa para ti.

Rodrigo Rincón dijo...

Ya ves, y a ti te ha tocado ser la madrina!
Esto es todo muy simbólico, eeeeh, que doña Hilda y yo tenemos la misma edad, osea que en la flor misma de la misma. Aunque en este paso tiene su responsabilidad...
Oye, me has pillado con lo de la empatía mamaria mía (a ver quien lo entiende). Es que siempre he sido el ojito derecho de ellas. Lástima que sus hijas no pensaran lo mismo.
Gracias y hasta pronto.

Rodrigo Rincón dijo...

Como soy tan novato, debería haber advertido que de mis dos comentario anteriores, el primero responde a la viuda y el segundo a Glauka. Disculpen mi error, es casi seguro que se repetirá.

Ana dijo...

Bienvenido a este zoo.
Lo bueno que tiene es que no exige nada. A tu aire, aquí mandas tú.

Te envío una ciber-regadera, para que cuides el ciber-poto.
Un beso :)

Rodrigo Rincón dijo...

Muchas gracias, Ana, por la regadera. Vaya vecinos amables que me han salido. Si necesitas sal o azucar no dudes en venir a verme. Quizá no tenga de nada, pero tomaremos un café.
Luego me paso por lo tuyo y te saludo.

Dulcinea dijo...

Hola, yo también comencé mis andaduras hace poco, y bueno...está bien esto de que una mande consigo misma...jeje.
Aprovecho para saludarte como vecina.

Vendré a verte de vez en cuando,si me lo permites.

Saludos de Bienvenida.

Rodrigo Rincón dijo...

Muchas gracias Dulcinea. Caminaremos juntos. Ven cuando quieras a asomarte a esta ventana.

Yo pronto me asomaré a la tuya. A ver que cuenta esta amable vecina de nombre tan literario.
Un abrazo y hasta pronto.

GLAUKA dijo...

Disculpame Rodrigo pero tengo un mensajito para tu madre, sé que se lo harás llegar: existen los blogs video. No se llaman exactamente así, y se dedican a otros menesteres ... aunque bien mirado, igual son más interesantes, que esos menesteres, además de satisfacciones a la altura de los riñones, producen dividendos ;)

Rodrigo Rincón dijo...

Solo por poder ver la conversación con la monja ya valdría la pena pagar. Así que si nos enseña otras cosas...
Aunque tu no sabes lo cotizadas que están las exhibiciones de natación sincronizada. Glauka entre las olas. mmmm

mOe:) dijo...

Con esta madrina no podía dejar de visitarte :) Biennacido :)

Rodrigo Rincón dijo...

Muchas gracias, Moe. Se nota que estoy muy bien recomendado. Nos vemos y nos leemos. Hasta pronto por lo tuyo o por lo mío.

Anónimo dijo...

Querido hijo mio,

Si deambulando por las calles, tropieza usté con una amable anciana dispuesta a restaurarle el Cristo, apresúrese a rechazar el ofrecimiento.

Tu afectísima y segura servidora-madre.